Krishna, Jesús y el camino de la devoción
Aprende de Sadhguru cómo el camino ofrecido por Jesús es el camino de la devoción, y cómo muchos yoguis en la India, incluyendo a Krishna, también han ofrecido este camino. Lee más.
P: Cuando la persona mansa se acercó a Krishna y le explicó cómo percibía su dharma, que tomaba todo lo que se presentaba en su camino con total aceptación, Krishna dijo que su dharma es el de un cobarde, y lo dejó pasar. En cambio, Jesús dice: «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra». Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los dos?
Sadhguru: Siempre es muy importante que uno comprenda el tipo de situación, y el tipo de realidades sociales, en las que alguien vivió y por qué habló de la manera que habló. Hay un aspecto de la enseñanza que es de una naturaleza eterna; quienquiera que la hable, habla en los mismos términos. Pero hay otro aspecto de la enseñanza que es relevante para las personas que están sentadas allí en ese momento. Esa relevancia cambia continuamente de generación en generación. No solo de generación en generación, sino incluso dentro de la generación, de sociedad a sociedad, de grupo de personas a grupo de personas, de persona a persona, es una realidad diferente.
Si queremos comprender este aspecto, tenemos que traer algún tipo de alineamiento entre las realidades sociales en las que vivió Krishna, las realidades sociales en las que vivió Jesús y las realidades sociales en las que tú vives ahora.
Jesús, hasta cierto punto, confirmó este aspecto de ser manso al decir: «Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ponle la otra también». Él estaba hablando con sus discípulos más cercanos, antes de enviarlos a divulgar su mensaje. Él dijo: «Cuando salgan con este mensaje nuevo, si la gente viene y les da una bofetada en una mejilla, muéstrenle la otra». Sin embargo, esa no es la enseñanza para todos ustedes. ¿Podrías vivir bajo esas pautas? Sinceramente, ¿cuántos de ustedes son capaces de hacer eso en sus vidas? Tú no eres capaz de eso.
Krishna vivió en condiciones totalmente diferentes y habló de manera diferente a gente diferente. Si te fijas en lo que Krishna dijo de bhakti o la devoción, pensarás que es muy contradictorio con este aspecto .
Otra cosa que debemos comprender es que Jesús estaba sumamente restringido por la situación en que existía. No tenía verdadera libertad de expresión. Prácticamente, vivía como un fugitivo. Aquí y allá, hablaba a pequeños grupos de personas. Si hubiera dicho una palabra más, su vida habría terminado, y eso fue lo que ocurrió. En el momento en que tomó un poco de impulso, tú sabes lo que le hicieron. Krishna era una persona con influencias. Sus amigos eran reyes y emperadores. Él podía reunir grandes ejércitos para cumplir su propósito. Así que estaba en una situación completamente diferente.
«Yo soy el camino»
Cuando se trata de abordar lo eterno, Jesús solo hablaba del yoga de la devoción, porque ese es su camino. Él hablaba de una sola dimensión para abordar lo Supremo. Solo estaba diciendo: «Síganme». Esto es devoción. Krishna también dijo las mismas cosas. Él dijo: «Yo soy el camino». Jesús dijo algo como: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí». Pero fue más lejos en algún otro lugar y dijo: «Yo y el Padre somos uno». En esa parte del mundo, pronunciar tal cosa era un sacrilegio total. Si alguien declara: «Yo y el Padre somos uno», eso significa «Yo soy Dios». Tal declaración inmediatamente traía la pena de muerte en esa parte del mundo. Pero aquí, en la India, gran cantidad de yoguis la han dicho, y la gente los trataba y los adoraba como a dioses, porque experimentaban lo Divino en ellos. Cuando Krishna dijo: «Yo soy lo Divino Supremo», las personas no se sorprendieron ni se escandalizaron. No era un sacrilegio, porque eso formaba parte del conocimiento de la gente. Estaban muy felices de que hubiera venido cuando ellos estaban vivos.
Muchos yoguis han dicho esto. Unos muy conocidos y otros muy menores. Cuando digo «menores», lo digo en términos de reconocimiento social. Fueron grandes personas dentro de sí mismos pero, socialmente, en el mundo, tuvieron poca importancia. Esas personas han sido adoradas como si fueran dioses. Pero, para Jesús, eso estaba totalmente fuera de lugar en esa cultura. Que dijera: «Yo y el Padre somos uno» le trajo la muerte. A Krishna también, muchas veces, la gente trató de matarlo; pero trataron de matarlo no por sus declaraciones; trataron de matarlo por razones políticas y militares, porque estaba involucrado en esos asuntos. Nunca nadie trató de matarlo por la enseñanza que dio.
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