Construye una cultura de paz
¿Podrá hacerse realidad la paz mundial algún día? Sadhguru dice que los individuos pacíficos son los cimientos para construir un mundo pacífico.
Entonces, ¿podrá hacerse realidad la coexistencia pacífica algún día? Sí, sí es posible, si somos capaces de crear individuos pacíficos. Necesitamos una cultura de paz en nuestro día a día. No se está haciendo mucho sobre la manera en que los seres humanos pueden mantener sus cuerpos, mentes, emociones y la misma energía interior en un cierto estado de paz. Es importante darse cuenta de que la paz no es el objetivo de la vida, sino su fundamento mism, y que los individuos pacíficos son los cimientos de un mundo pacífico.
La paz y la alegría son garantías de que no harás cosas desagradables. Si te sientes agradable en tu interior, ¿por qué le harías cosas desagradables a otra persona? Solo cuando un ser humano no está en paz, existe la posibilidad de que el mundo no esté en paz. Si los seres humanos fueran pacíficos, el mundo sería, definitivamente, pacífico.
Esto no puede hacerse con una multitud. Requiere un enfoque comprometido con la transformación individual. A menos que haya movimientos que trabajen por la transformación individual, no habrá paz.
Lo que tú llamas paz, es un cierto tipo de química; la alegría es otro tipo de química; la ansiedad es otro tipo de química. Toda experiencia humana tiene una base química. Las últimas investigaciones sobre el cerebro humano han arrojado resultados increíbles. Un científico israelí pasó varios años investigando ciertos aspectos del cerebro humano, ¡y descubrió que hay millones de receptores de cannabis en el cerebro! Después, los neurólogos descubrieron que, en diferentes momentos del día ―si observas atentamente el sistema y lo que ocurre con la química cerebral―, el cuerpo desarrolla su propio cannabis, lo que satisface a los receptores del cerebro. Si una persona se encuentra en un determinado estado de dicha o éxtasis, produce estas sustancias químicas que el cerebro espera constantemente. Incluso tu cerebro está esperando a que te sientas dichoso: millones de receptores de cannabis están ahí esperando, no a que fumes, bebas o consumas drogas, sino a que te sientas dichoso.
Cuando descubrieron esta sustancia química que se dirige a los receptores, no existía ningún nombre para ella. El científico tenía libertad para nombrar esta sustancia química recién descubierta. Quería darle un nombre que fuera realmente relevante. Cuando investigó las escrituras indias, descubrió con asombro que las escrituras indias eran las únicas que hablaban de la dicha. Ninguna otra religión del planeta habla de la dicha. Las religiones hablan de pecado, las religiones hablan de miedo, las religiones hablan de culpa, las religiones hablan de castigo. Pero ninguna otra religión habla de la dicha. Así que llamó «Anandamida» a esta sustancia química que se mueve hacia los receptores de cannabis.
Si mantienes tu química interna de una cierta manera, el propio cuerpo producirá estas moléculas de «dicha» y el sistema nervioso las recibirá. Si generas una cantidad suficiente de anandamida en tu sistema, estarás dichoso, pero alerta.
Evolución interior
En ningún otro lugar del mundo, una cultura ha considerado la evolución interior con tanta profundidad como la cultura india. Cuando Adiyogi habló de la evolución, se refería a algo que iba mucho más allá de la evolución física. Habló de nueve manifestaciones de lo divino. La primera manifestación es la forma de un pez: Matsya Avatara, la vida acuática. La segunda manifestación es Kurma Avatara: una tortuga, la vida anfibia. La tercera manifestación es Varaha Avatara, lo divino manifestado en forma de jabalí: un mamífero. La siguiente es Narasimha Avatara, que es mitad hombre y mitad animal. La quinta manifestación de lo divino es Vamana Avatara: un hombre enano. Luego, viene Parasurama Avatara: un hombre hecho y derecho, pero emocionalmente volátil. Le sigue Rama Avatara: un hombre pacífico. La siguiente manifestación es Krishna Avatara: un hombre amoroso. La novena se supone que es el Buda: un hombre meditativo. La siguiente es ser un ser místico.
Esto no es sobre una sola persona. Se trata de la humanidad que evoluciona, de la vida que evoluciona de cierta manera.
Solo si los individuos evolucionan hacia la paz, la alegría y la meditación por su propia naturaleza, podremos esperar sociedades estables como las que existían en nuestra cultura hace milenios. En esas sociedades, florecieron el arte, la música y la literatura. La búsqueda de una dimensión que está más allá de la naturaleza física permitió el florecimiento sutil de cada individuo. Las luchas, los conflictos y la violencia no tuvieron cabida.
Socios por la paz
Si no nos enfocamos en la transformación individual, la ira que reside en los individuos solo podrá ser reprimida y contenida, y explotará de muchas maneras. Así pues, cuando la ONU nos pide que nos convirtamos en «socios por la paz», comprometámonos, primero, a convertirnos nosotros mismos en seres humanos pacíficos y alegres. Tenemos la tecnología para la evolución interior, tengamos la voluntad de aprenderla y aplicarla.
Si hay un papel que el pueblo de esta nación debe comprometerse a desempeñar en este Día Internacional de la Paz, es el de iluminar el camino hacia la transformación interior de todos. Para que los niños crezcan y prosperen bajo miradas benévolas, y las fronteras se dibujen solo en los mapas y no en los corazones.
Nota del editor
Mira este video en el que Sadhguru habla de la corrupción y cómo la base misma de la corrupción viene de la propia identidad individual.