Ocúpate de la montaña kármica que te rodea
Sadhguru examina cómo construimos una montaña de karma a nuestro alrededor, y lo que tenemos que hacer para desmantelarla.
Shankaran Pillai tenía la opción de levantarse y ofrecer su asiento, o seguir sentado. Pero la mayoría de la gente intenta evitar implicarse de diversas maneras, sin darse cuenta de que la evasión es un gran karma. En el momento en que evitas involucrarte, el karma se multiplica. Y el cálculo: «¿Debo ceder mi asiento o no?», es un karma incluso mayor.
¿Cómo se puede escapar de esta trampa entre enredo y evasión? Esta cuestión confunde a muchos. En un estado de confusión, ¡todo lo que te rodea se pega a ti! Es como si estuvieras cubierto por una capa de superpegamento, y cada mota de polvo se adhiere. Adquirir karma no tiene nada que ver con realizar buenas o malas acciones. Simplemente construyes karma dentro de ti con intenciones confusas y deseos limitados. Al cabo de un tiempo, tienes tal montaña de karma a tu alrededor que te resulta difícil respirar.
¿Cómo puede uno desmantelar esta enorme montaña kármica? La respuesta es sencilla: no intentes desmantelarla. Solo tienes que lavar el pegamento. La montaña entera se derrumbará en un instante. ¿Cómo se elimina este pegamento? No a través de la evasión, sino a través del involucramiento consciente. Con un involucramiento consciente, no hay posibilidad de volver a estancarse.
El deseo humano puede ser limitado o ilimitado. Si eliges el deseo ilimitado, ese es el fin del karma. Alternativamente, si te elevas por encima de tus gustos y aversiones, de tus ideas estrechas de «mío» y «no mío», ese es el fin del karma. Haz que tu deseo sea inclusivo, haz que todo sea tuyo, conviértete en una madre para el mundo, y la posibilidad de quedarte estancado desaparecerá para siempre.
El objetivo supremo del camino espiritual es un involucramiento desapasionado y un enfoque inquebrantable. No importa en qué estés involucrado o enfocado: Dios, una roca, un hombre o una mujer. El objeto de atención no es importante. En la tradición yóguica, la práctica del Akashi mudra supone enfocarse en nada en absoluto; es simplemente un enfoque inquebrantable en el espacio vacío. La premisa es que la liberación no depende del objeto de tu atención, sino del enfoque mismo.
El sistema completo del yoga consiste en cultivar un profundo sentido de involucramiento sin ninguna intención o motivo específico. Con el tiempo, esto se malinterpretó como una actitud distante: la gente confundió involucramiento con enredo, y desapasionamiento con indiferencia. Lo que olvidaron, y que Shankaran Pillai descubrió en aquel autobús, es que para ignorar a alguien ¡también hace falta mucho involucramiento!
Debido a que la vida en sí es un proceso sin propósito, solo en el involucramiento absoluto del proceso puedes saborear el jugo de la vida. El proceso es el propósito; la meta, solo una consecuencia. Y fue para simplificar las cosas que muchas tradiciones antiguas hablaron de «devoción».
No hay nada sentimental en la devoción. Si el fuego de la devoción genuina arde dentro de ti, lo quemará todo. Eso asegurará que estés absolutamente comprometido con el proceso sin preocuparte por cuál sea la meta. Es el viaje de inclusión lo que te libera, no el lugar de destino. En la exclusión, te quedas atrapado. En la inclusión, estás liberado.
Nota del editor
Sadhguru examina cómo el karma es el maya de muchos, y cómo las kriyas y los pranayamas son un proceso para fortalecer el cuerpo etérico, y distanciarnos del karma. Lee este artículo.