Sé el director de tu vida
En el spot de esta semana, Sadhguru utiliza la analogía de un drama escenificado y las partes involucradas para señalar las opciones fundamentales que tenemos en la creación de nuestras vidas.
C uando ocurre un drama, hay tres grupos de personas. Uno es el público, otro son los actores y otro son los que hacen que la obra suceda, como el director y los diseñadores escénicos. De estos grupos de personas, el director entiende mejor el drama y está más involucrado que cualquier otro. Porque ha concebido el drama, lo ha creado y lo está haciendo realidad, la participación del director es tremenda. Los actores solo conocen muy bien sus propios papeles, puede que no sean conscientes del resto del drama. El público no sabe nada de eso. Ellos vivirán las emociones que ocurren en el drama y algo más.
Cuando se está presentando el drama, los que más se engañan son los espectadores porque, después de algún tiempo, su enredo se vuelve tal que empiezan a creer que todo es real. Para ellos, el drama se desarrolla a un nivel psicológico. Se reirán; llorarán; reaccionarán de diferentes maneras. El público está menos involucrado pero más enredado. Su enredo es mayor debido a la forma en que están pasando por el drama. Los actores pueden desempeñar un papel hoy, otro mañana: están involucrados, pero menos enredados. El director es el más involucrado pero el menos enredado. Él dirige el drama pero no se ve afectado por él.
Estas son las oportunidades que tienes en tu vida —de todas formas es un drama—. Puedes ser un actor. Puedes ser un espectador que está totalmente absorbido por el drama. O puedes ser un director, el que está creando la obra. O, si no tienes tanto personal ni público, puedes hacer las tres cosas. Pero, solo si está viva la parte del director en ti, tu drama saldrá como tú quieres que salga, de lo contrario se convertirá en un drama interminable y fuera de control.
En cuanto a tu drama externo, no puedes dirigirlo al cien por ciento. Puede que no tengas actores muy obedientes que sigan tu guión. En este momento, cuando el drama exterior no sucede como crees que debería, comienza a descontrolarse el siguiente nivel de drama: «tu drama psicológico». Es por eso que debes convertirte en el único director de tu drama psicológico. El drama exterior se desarrolla a su manera.
Cada uno de nosotros tiene su propio drama externo en marcha. En él, no todo sale exactamente como quieres, pero tu drama psicológico debería ocurrir cien por ciento a tu manera. Si tu drama psicológico se mantiene encaminado, las situaciones exteriores se acomodarán. Cuando todo es agradable y va bien, es hora de darse cuenta de que todo es un drama y de conducirlo bien. De lo contrario, si no tienes control sobre el guión, el drama se volverá desagradable en algún momento, de una forma u otra, ya sea con mala conducta, enfermedad, muerte o alguna otra calamidad.
No esperes a que se vuelva desagradable. Hazte cargo de tu drama psicológico ahora. Dentro de ti, tus propios actores deben escucharte. Si logras esto, el proceso espiritual se vuelve fácil. Mientras dejes que el drama exterior impacte el drama psicológico, no puedes volverte espiritual. Volverse espiritual significa volverse hacia adentro. Nadie puede impedirte que te vuelvas hacia adentro. Solo tienes que asegurarte de interpretar el drama externo de manera eficiente. Si te sientas a meditar todo el tiempo, tu esposo o esposa se preguntarán qué es este nuevo drama. Si no les gusta, harán otro tipo de drama para distraerte.
Nadie tiene que saber que te has vuelto hacia adentro. No porque sea un secreto, sino porque no es asunto de nadie más. Con tu cónyuge, tu familia y la sociedad, puedes interpretar el drama cincuenta por ciento de la manera que ellos quieren, cincuenta por ciento de la manera que tú quieres. Tu drama psicológico debe ser cien por ciento a tu manera. Lo mismo ocurre con la realidad espiritual: debe ser cien por ciento a tu manera. Solo en el exterior, puedes hacer concesiones, el cincuenta por ciento de las veces. Pero tu drama psicológico y tu situación interior deben ser cien por ciento tuyos.