¿No es vida sin fin de semana?
Sadhguru contrasta la cultura actual de vivir para el fin de semana con la dedicación inquebrantable que su padre mostraba como médico en la empresa Indian Railways (Ferrocarriles de la India).
El padre de Sadhguru: Un paradigma de dedicación
Mi padre fue un médico muy apasionado toda su vida. Se hizo médico porque perdió a su madre de tuberculosis cuando tenía cuatro años y medio. Hay historias muy conmovedoras de cómo solía ir a visitar a su madre. Ella le ponía una toalla en la cara y lo besaba, porque tenía miedo de contagiarlo. En aquellos días, no había mucho tratamiento para esa enfermedad. Así que construyeron una casa para ella en una colina, pensando que el aire fresco curaría su tuberculosis. Pero ella falleció a los veintiuno o veintidós años; era una mujer joven. Esta era una familia muy rica de comerciantes en la que, naturalmente, a los doce años, ya te dedicabas al negocio. Antes de morir, ella le dijo a mi padre: «Debes convertirte en un médico», pues sentía que, si otro tipo de médico hubiera estado allí, le habría salvado su vida.
Así que mi padre se comprometió a convertirse en un médico. Y, a los doce años, cuando su padre intentó obligarlo a hacer negocios, abandonó a su rica familia y estudió afuera, en las calles. Sobresalió académicamente y se convirtió en un médico. Lo primero que hizo fue servir en el sanatorio de tuberculosis de Mysore. Durante tres años, trabajó en el sanatorio por cincuenta rupias al mes. Él era ese tipo de médico: totalmente dedicado. Más adelante, trabajó para el gobierno. Su idea de éxito era que debías convertirte en un médico; si no eras un médico, no servías para nada. Al menos cuando se trataba de sus hijos, esa era la expectativa. Yo no quería decepcionarlo más adelante, así que, a los diez años, le dije: «Esto es algo que yo no voy a ser».
¿Elegir una carrera en función de consideraciones sociales?
Durante todo ese tiempo, mi padre siempre estuvo preocupado de que no me estuviera capacitando para nada en particular. Tras mucho luchar en su interior, cuando le dije «no» a ser un médico, me dijo: «Vale, al menos, dedícate a la ingeniería». Entonces, le dije: «Cuando dije que no quería ser médico, si me hubieras dicho "Sé médico veterinario, sé médico ayurvédico, sé médico brujo o algo así", lo habría considerado. Pero cuando digo "no" a ser médico, tú dices "ingeniero"; lo tuyo es un problema social. No es un problema existencial». Entonces, él me dijo: «¿Qué harás? No estás entrenado para nada». Yo dije: «Si no estoy entrenado para nada, puedo hacer lo que quiera».
No digo esto con ninguna desconsideración hacia él. Él era un médico tan dedicado que la gente, literalmente, lo adoraba dondequiera que fuera. Yo veía su profesión con gran respeto, pero no con aprecio. Yo la respetaba inmensamente, porque suponía una gran diferencia para la gente, como lo comprobé muchas veces con mis propios ojos. Mi madre siempre se quejaba porque siempre estábamos en ese tipo de estaciones en las que lo podían llamar en cualquier momento, incluso en la mitad de la noche, y él simplemente se iba. En muchas ocasiones, mientras estaba cenando, sonaba el teléfono y, a la mitad de la comida, se levantaba y se iba.
Mi madre le rogaba: «Solo tres minutos, termina de comer y vete». Pero él decía «no» y se iba. Y, a veces, él volvía a casa a las 2:00 o a las 4:00 de la mañana. Eso fue lo que más me impresionó de él: este hombre estaba comprometido con lo que hacía.
¿Ganarse la vida es el criterio principal?
Este tipo de compromiso es lo que me hizo estar muy orgulloso de él. Pero, al mismo tiempo, él me hablaba en términos de cómo ganarme la vida. «Hazte médico; gánate la vida». Yo le dije: «No quiero ganarme la vida así». Entonces, me dijo: «Hazte ingeniero; gánate la vida». Yo le dije: «No quiero ganarme la vida así». Luego, ellos dijeron: «Al menos, dedícate a los negocios; gánate la vida». Yo dije: «No». Dije: «Ganarme la vida nunca es una preocupación para mí».
Viajé por todo el país en mi motocicleta cuando era muy joven. Viví solo en la selva durante varias semanas; sobreviví en el bosque, sin ningún apoyo externo. Me dije: «Puedo vivir en cualquier lugar». En ese momento, yo no sabía lo que estaba buscando. Todo lo que sabía era que no me iba a sentar detrás de un escritorio a ganarme la vida; eso estaba cien por ciento claro para mí. Qué iba a hacer, yo no lo sabía. Solo sabía una cosa: estoy aquí para vivir. Todos los seres vivos que están aquí están aquí para vivir. Solo los seres humanos creen que están aquí para otro fin.
¿Buscas algo más?
Todos las demás criaturas saben que están aquí para vivir. Es solo que, para ellos, vivir significa comer, dormir, reproducirse y morir; su vida está completa. Una vez que vienes como un ser humano, puedes comer tanto como quieras, dormir tanto como quieras, puedes reproducirte tanto como quieras, pero, aun así, de alguna manera, la vida no está completa. La vida que llevas dentro anhela algo más. Si ese «algo más» no sucede, te sientes incompleto.
Ahora mismo, las personas de fin de semana —aquellas que viven durante el fin de semana— ingieren bebidas espirituosas porque no hay suficiente espíritu en ellas. Yo estoy tan lleno de espíritu que nunca se me ocurrió que necesitara ninguna infusión externa. Solo aquellos que han perdido su espíritu tienen que ingerir bebidas espirituosas. Necesitan un descanso; eso está perfectamente bien. Pero es muy importante que no hagas esta distinción entre trabajo y vida.
Nada más que Vida
Si lo que estás haciendo no es tu vida, por favor, no lo hagas. Lo que hagas debe ser tu vida. Es tu vida. La mayoría de ustedes pasa más tiempo en el trabajo que con su familia. Entonces, ¿por qué esto no es vida y eso es vida? El trabajo también es vida. Esta es una dimensión de vida; esa es otra dimensión de vida. Los requerimientos de cómo distribuir el tiempo y cuánto descanso necesitas pueden ser diferentes para cada persona. Si estás en casa todos los fines de semana, quizá tu familia lo disfrute. En otra familia, puede que no quieran que estés en casa todos los fines de semana. Esto varía de una persona a otra, de una situación a otra.
Es muy importante entender que, desde el momento en que nacemos hasta que caemos muertos, solo estamos haciendo vida, vida y solo vida, nada más que vida.